sábado, 23 de mayo de 2009

No te salves, no te rindas, que las primaveras vuelven y todo es ciencia


Esta mañana, Barcelona amaneció nublada. Esta primavera remolonea y juega a ser cálida y gélida. Nos despista con sus cambios y no es que se haya tornado caprichosa, es que la primavera es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas, la transición entre el invierno y el verano. Y eso le lleva a ser inconstante, impredecible y heterogénea. El término primavera proviene de prima (primer) y vera (verdor). Es el primer verdor del año, el retorno de los amarillos y el éxitos de los morados, rojos, violetas y templados. Es una explosión de color.

Astronómicamente, comienza con el equinoccio de primavera, entre el 20 y el 21 de marzo en el hemisferio norte, y entre el 22 y el 23 de septiembre en el hemisferio sur. La primavera se despide con el solsticio de verano, alrededor del 21 de junio en el hemisferio norte y el 21 de diciembre en el hemisferio sur. Así que hoy, 23 de mayo, ya llevamos algo más de 2 meses de primavera y tan sólo nos falta un mes para el verano.

Esta primavera cambiante me recuerda a aquellas primaveras de antaño. El calentamiento global y mis propias percepciones me habían ido alejando de esa idea de primavera como meses de entre tiempo... Pero aquí la tenemos, la primavera del 2009 es lluviosa e impredecible. Y esta falta de predicción, o al revés, ese seguir la norma de lo que eran las primaveras, me llevan a recordar la del 1999. Creo que fue entonces... sí... cuando Alejandro Pérez, el "fisiquito", nuestro profesor de Física del Instituto Salvador Vilaseca de Reus, le recitó un poema de Mario Benedetti a Herminia Rayo León, nuestra profesora de Matemáticas en el día de su jubilación. Ese día oí por primera vez estos versos:

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti


Hoy, yo os propongo otra belleza de Benedetti. Más poesía para nuevas primaveras... Porque las rimas son matemáticas porque los sentimientos son química...

No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.

Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás sola, porque yo te quiero.

Mario Benedetti


He querido compartir estas palabras porque la Ciencia y la Divulgación Científica también van sobre no rendirse, sobre aceptar el reto, sobre vivir un sueño... De hecho, si haces que la ciencia sea parte de tu vida y la vida sea estudio de la ciencia... Todo lo que es vida es ciencia y todo lo que es ciencia es vida.

También quiero rendir homenaje a todos esos maravillosos profesores que tuve en el Instituto y que me ayudaron a ser lo que soy y a no salvarme, a no rendirme. Gracias a Herminia Rayo, a Marisol Pérez, a Pep Domènech, a Alejandro Pérez y a tantos otros, que con sus enseñanzas de matemáticas, filosofía, ciencia y vida me ayudaron a ser una Mandarina. Gracias también a todos los demás que en el camino me han animado a enterrar mis miedos, continuar el viaje y a recuperar la risa. Gracias y ánimo a todos aquellos que como la primavera, no siempre podamos entender los cambios.

domingo, 17 de mayo de 2009

Aprendiendo de los vacíos


La semana pasada asistí al Encuentro de Jóvenes Investigadores en Paleontología (EJIP) en Torres Vedras. Fue una experiencia distinta a las que suelo vivir en mi día a día... Con la visión de ser una infiltrada en un mundo de geólogos y biólogos especializados en el estudios de los estratos geológicos y la vida del pasado, recorrí los paisajes más bellos de la costa Portuguesa.

En Geología se llama estrato a cada una de las capas en que se presentan divididos los sedimentos. En la escuela suelen ponernos ejemplos cotidianos y graciosos para ilustrarnos la sedimentación y dar así, algún tipo de explicación a esos estratos. Seguro que habréis oído comparaciones varias: con la silla de vuestra habitación y las montañas de ropa sucia que allí se acumulan, con una taza en la que vayamos poniendo capas de azúcar, café en polvo... etc. Imagino que estas analogías no están del todo desencaminadas... Imagino que no.

Hurgando entre nuestra montaña de ropa sucia podemos saber qué pantalones nos pusimos el martes o qué camiseta llevábamos el jueves... De la misma forma, la presencia de rocas sedimentarias nos ayuda a entender el paisaje del pasado. Pero hay algo aún más sorprendente escrito en las rocas... No sólo nos dan pistas el silicio, el carbono o el hierro... El vacío tiene mucho que contarnos. De hecho, Nuno, el profesor de nuestra primera excusión nos dijo: "Los estratos son una secuencia de vacíos interrumpidos por materiales sedimentarios".



¡Me parece increíble! Nos pasamos la vida intentando llenarla y sobre saturarla... cuando el mayor misterio, el encanto más sublime, es el propio vacío. Por formación, mi mente siempre se ha sentido más cómoda en entornos huecos. Si pensamos en los átomos, por ejemplo, el núcleo de un átomo es cerca de 100.000 veces menor que el átomo mismo. Así que acaba siendo un montón de vacío. El pasado sábado, gracias a un grupo de jóvenes paleontólogos, volví a descubrir la importancia de la nada. El ser i el no ser son un todo para el saber.

El domingo asistimos a otra iniciativa también de grandes espectativas. Hicimos un tour geológico por Lisboa. Me pareció una idea estupenda y una locura acertadísima. Y es que, ¿a alguien se le habría ocurrido que un profesor universitario conseguiría que varias docenas de personas miraran el empedrado del suelo de su ciudad, con altísima atención, durante más de veinte minutos?


¡Dicho y hecho! El empedrado de Lisboa está hecho con diferentes tipos de roca: calcaria, magmática... Incluso pudimos comprobar sus reacciones al ácido y su facilidad o resistencia a ser cortadas.


Y por si mirar al suelo no fuera suficientemente entretenido, conseguimos encontrar diferentes fósiles incrustados en las rocas que construían los edificios de tan bella ciudad.



Ya lo sabéis, no hay que enmascarar la ciencia, no hay que buscarla en lugares extraños... Si en la danza hay física y en Lisboa paleontología, ¿no será que la ciencia forma parte de nuestras vidas?

Una vez de vuelta a mi querida ciudad condal y paseando por las librerías en busca de algo interesante para leer, encontré un título, que cómo mínimo, cautivó mi atención: Cómo fosilizar a tu hámster y otros experimentos asombrosos para científicos de butaca. Como de momento, mi plan de viajes hace un respiro, pensé que no podía dejar la oportunidad de leer dicho libro sentada en un butacón, silla o sillón. La verdad es que ya tengo ganas de poner en práctica algunas de las propuestas que, en un tono sencillo, describe Mick O'Hare en este libro. ¿Quién no quiere freír un huevo y que le salga verde? o ¿A quién no le gustaría pesar su cabeza?!!

Eso sí, aquellos que como yo, optéis por llenar vuestros hogares de experimentos domésticos, recordad que para fosilizar a vuestro hámster necesitáis que el pobre animal muera por causas naturales (no pretendemos hacer un exterminio de hámsters) y una serie de condiciones ambientales. Seguramente, nosotros no podremos ver el resultado, ya que los fósiles tardan decenas de miles de años en formarse, pero colaboraremos con futuros paleontólogos...




Como cantaba Siniestro Total, "Sonríe cuando te vayas a fosilizar, que no piensen luego que los has pasado mal". Pues eso, a no pasarlo mal y a seguir vivos una temporada más, que el vacío aún tiene mucho por enseñarnos.