jueves, 22 de octubre de 2009

El Exploratorium, un sueño, una utopia hecha realidad


Me diréis que ya os he hablado de este tema, y tendréis razón, pero es que el Exploratorium da para una y mil entradas. Es una lugar, es una idea, es un sueño que se reinventa, que nos enseña, que nos fascina, que comparte, que pide de nuestra interacción y que nos cautiva... Si tus pasos te llevan a él, y no me refiero sólo al edificio, sino también al concepto, a la revolución, ya no existe vuelta atrás.

El mes de julio volví de California con una maleta llena de libros sobre ciencia, exposiciones, tecnología, inventos, biografías... Poco a poco el montoncillo de libros va perdiendo altura y yo voy devorando páginas. Estos días estoy leyendo lo biografía de Frank Oppenheimer: "Something incredibly wonderful happens. Frank Oppenheimer and the World he made up" de K. C. Cole.

La escritora científica K.C. Cole nos regala sus vivencias alrededor de Frank, nos entretiene con las entrevistas que hizo a una infinidad de personas que conocieron al creador del Exploratorium, nos engancha con toda la trama de su vida de y nos seduce con la ciencia que se respira. Es un libro magnífico y muy inspirador. A través de él, conocemos a un personaje casi invencible que superó exilios académicos, dificultades económicas, desilusiones políticas y la incomprensión de los menos visionarios. Pero con su optimismo, sus ganas, su ilusión y su curiosidad contagiosa consiguió desnudar la ciencia hasta hacerla imprescindible para las personas que le rodeaban.

Frank fue un gran investigador que participó de los descubrimientos más destacados de la física nuclear del momento, pero a la vez fue granjero, fue profesor de secundaria, fue el creador del Exploratorium. Frank Oppenheimer no creía en una ciencia alejada de las personas, ni en unos conocimientos elitistas. Él pensaba que todos podemos tener buenas ideas, que la ilusión por aprender es innata al ser humano, aunque a veces haya que rescatarla de prácticas poco positivas. Lo importante de la ciencia no es tanto la acumulación de datos, sino la capacidad de ser críticos, la curiosidad, el valor, el entusiasmo, las ganas de comprender, la habilidad de hacerlo... Todas estas cualidades son producto de una experiencia, de una manera de vivir. Aquellos que tuvieron la suerte de estar cerca de él, pudieron verlo de primera mano. Todos los que el tiempo y el espacio no nos han sido favorable para estar con él, tenemos su obra. Pero no sólo su obra en forma de edificio y de Museo (sin colección) sino su manera de pensar, su filosofía, su generosidad con el conocimiento, su juego, sus ganas de compartirlo.

Yo recuerdo cuando trabajaba como profesora de secundaria que solía decirles a mis alumnos que un científico es aquel que es curioso, valiente y trabajador... Al leer la biografía de uno de los físicos más famosos de los últimos tiempos, me doy cuenta de que Frank cumplía perfectamente con esos requisitos. Él era una persona infinitamente curiosa, muy valiente y un incansable trabajador.

Frank fue un visionario, una persona capaz de combinar ciencia, arte y misterio. Él solía decir que la mejor manera de enseñar ciencia era hacer adictos del conocimiento, que del mismo modo que la gente llegaba a entender la poesía, con esa misma magia, comprenderían la ciencia. Y de todo aquel sueño nacido en las aulas de un instituto de secundaria, de toda esa utopía hecha realidad a finales de los sesenta... ¡Hace ya 40 años!

En motivo de esta excelente celebración, el Exploratorium ofrece actividades, propuestas y festejos. Los encontraras en la web centenario. Un placer para los sentido:

Además puedes participar y compartir con ellos tus fotos en Flickr. Porque la cultura científica es cosa de todos. ¡Disfrutémosla!

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